Para mí como musulmana, Ramadán es uno de los momentos más sagrados y profundamente significativos del año, y hoy quiero contarles un poco más sobre este momento empoderador.
En primer lugar, este es un mes dedicado a la reflexión, la espiritualidad y la conexión con Allah, donde los creyentes buscamos la purificación de nuestra alma, cuerpo y mente.
De hecho, este período está diseñado para fortalecer nuestra fe, la disciplina, los actos de caridad, así como la relación de hermandad con los demás musulmanes que forman parte de mi viaje.
Por eso, es para mí una obligación y un placer traeros hoy un poco de cómo son mis prácticas durante Ramadán, que van desde el ayuno, las oraciones y la preparación para la peregrinación a La Meca.
Ramadán y ayuno
Para los musulmanes, Ramadán, el noveno mes del calendario islámico, es un “mes de ayuno”, pero para nosotros, el significado es mucho más profundo que simplemente no comer ni beber desde el amanecer hasta el anochecer.
De hecho, es una práctica que me enseña paciencia, gratitud y empatía hacia aquellos que saben lo que es sentir hambre o vivir con problemas a su alrededor.
De hecho, cuando comienzo mi ayuno justo después del Suhoor (la comida antes del amanecer), es como un renacimiento diario.
Cada mañana es un nuevo capítulo en mi relación con Allah, para todos aquellos que reconocen y sienten lo esencial que esto puede ser.
A veces es muy difícil, sobre todo cuando hace mucho calor, cuando un día de ayuno dura más de dieciséis horas.
¡El sentimiento de alivio después de cumplir con esta obligación es indescriptible!
Cuando llega el momento del Iftar (la comida que rompe el ayuno al atardecer), ¡siento una profunda gratitud indescriptible! Es un momento de celebración, pero también una oportunidad para reflexionar sobre lo satisfechos que estamos con el don de la vida.
¿Cuál es la mejor parte del Ramadán?
Honestamente, una parte del Ramadán que particularmente disfruto es el espíritu de unión que promueve.
Reunirse con amigos y familiares en el Iftar significa fortalecer todos esos lazos durante las comidas y las oraciones, algo que a menudo no podemos hacer tan a menudo durante el año…
¡Es como si todos estuviéramos conectados por un propósito mayor!
Además, las oraciones nocturnas, conocidas como Taraweeh, son uno de los momentos más destacados del mes.
Después de todo, rezar en congregación, con gente que amo y que entiende mi camino de fe, escuchando la recitación del Corán, me llena de paz y me hace sentir aún más cerca de Alá.
Preparándose para el viaje a La Meca
¡Hablar de La Meca es tocar uno de los sueños más profundos de cualquier musulmán!
Sobre todo, la peregrinación a La Meca, conocida como Hajj¡Es uno de los cinco pilares del Islam y una experiencia que cambia la vida!
Y aunque todavía no he tenido la oportunidad de realizar el Hajj, ya he comenzado a prepararme para este viaje espiritual, que no es sólo físico o financiero, sino también emocional y espiritual.
En primer lugar, es muy importante comprender los requisitos para el Hajj:
- Es obligatorio para todo musulmán adulto que tenga los medios físicos y económicos para realizarlo. Por ello, he estado planificando mis finanzas, ahorrando para cubrir los costos del viaje, que incluyen vuelos, alojamiento y otros gastos.
- Además, es esencial gozar de buena salud., ya que el Hajj requiere esfuerzo físico, como caminar largas distancias y enfrentarse a multitudes.
- Es importante saber que cada uno de estos rituales lleva un significado profundo, el cual debe ser comprendido para poder realizarlos correctamente.
Aprendí cosas como Tawaf (caminar alrededor de la Kaaba), Sa'i (caminar entre las montañas de Safa y Marwa) y Wuquf (estar de pie en el Monte Arafat, etc.).
De hecho, cada uno de estos rituales tiene un significado profundo y es necesario comprenderlos adecuadamente para realizarlos correctamente.
Así, los vídeos, las lecturas y las conversaciones con personas que ya han realizado el Hajj me han ayudado a sentirme más preparado para cada nuevo día. Además, la preparación espiritual también es fundamental.
En este sentido, me he esforzado por fortalecer mi fe, aumentar mis oraciones y practicar la paciencia y la humildad.
¿Qué es lo que más me gusta hacer?
Para mí, la transmisión en directo de las oraciones en La Meca es uno de los momentos más emocionantes del año, ¡algo que nunca me pierdo!
¡Con la ayuda de la tecnología, ahora puedo seguir las oraciones que tienen lugar en la Mezquita Sagrada, Masjid Haram, en tiempo real, desde cualquier parte del mundo! Es increíble poder sentir esta conexión, incluso desde la distancia.
Ver miles de personas reunidas, todas ellas mirando hacia la Kaaba, es muy conmovedor, ¡incluso desde la distancia! Otra gran manera de compartir esta experiencia sagrada es ver la peregrinación en vivo.
En otras palabras, durante el Hajj, millones de musulmanes de todo el planeta se reúnen en la propia Meca para realizar estos rituales.
Ver esta multitud, vestida con ropas sencillas e idénticas, que simbolizan la igualdad ante Alá, me recuerda la universalidad del Islam. Es una lección de humildad y fraternidad que trasciende fronteras y diferencias.
Además, ver las transmisiones en vivo me ayuda a comprender mejor los rituales y prepararme para cuando llegue mi turno.
¡Ver a los peregrinos realizando el Tawaf, caminando entre Safa y Marwa o rezando en el Monte Arafat me llena de esperanza y determinación!
Es como si cada imagen fuera un recordatorio del propósito de la vida: ¡adorar a Alá y buscar Su misericordia, siempre!
¡Vivir Ramadán es un privilegio!
Todas estas experiencias y significados tan profundamente arraigados en mi corazón y en el corazón de la gente que amo, que participa en el Islam, me hacen estar absolutamente seguro de que vivir esto es una bendición, ¡un privilegio!
Por eso, os invito a conocer más sobre nuestra fe y cultura, porque con cada Ramadán que vivimos, aprendemos algo nuevo, que enriquece nuestra existencia.
Puedes ver más historias como la mía en YouTube, o comience a leer nuestro Sagrado Corán, a través de aplicaciones gratuitas en Tienda de juegos o Tienda de aplicaciones, para conocer las raíces de nuestra fe. ¡Alhamdulillah!